Cuando uno lleva hechos varios viajes de buceo el tiempo le hace más exigente. Cada vez gustan menos los sitios masificados o con grandes infraestructuras, y se va buscando sitios con más atractivos, con menos buceadores y con cosas especiales a disfrutar.
Pero lo malo viene cuando se descubre que este tipo de sitios están en los lugares más recónditos y difíciles de llegar. Es normal porque sino enseguida se llenarían de buceadores y nos encontraríamos con sitios masificados y vulgares.
Todas estas circunstancias no se dan en la costa este del Borneo indonesio. En primer lugar se llega a través de Balikpapan, ciudad industrial y fuera de cualquier ruta turística. Luego se vuela a Berau, cuyo mayor atractivo son las minas de carbón explotadas por las multinacionales mineras australianas. Además, después de Berau, hay que recorrer un par horas en coche y barco hasta llegar a un puñado de islas que tienen uno de los mejores buceos del sudeste asiático: Derawan, Maratua, Kakaban y Sangalaki.
Todo ello después de un viaje que podríamos definirlo como “infernal”
Las dos primeras están habitadas por poblados de pescadores, las dos segundas son santuarios y se encuentran deshabitadas y protegidas.
¿Y que nos encontramos bajo el agua? Pues en pocos sitios se da el buceo tan diverso como en esta zona. Alguno ha definido esta zona como Sipadan hace 30 años.
En Sangalaki además de un paisaje marino precioso, hay una población residente de mantas, se pueden encontrar hasta 50 de una tacada.
Maratua es la isla más larga. Es un ovalo casi perfecto con una laguna interior que se llena y vacía con las mareas por un canal, al cual este efecto le hace tener un buceo inolvidable. Se trata del Channel. Hay que acertar bien con la hora de la inmersión para poder agarrarte al borde y contemplar el espectáculo que allí se muestra, un banco enorme de barracudas, tiburones grises patrullando, grandes carángidos cazando, rayas águila pasan de largo,…. en fin, todo un show. En cuanto la corriente sube, es una experiencia entrar a la laguna dejándose llevar a velocidad del vértigo por el canal entre aguas.
Pero no me puedo olvidar de uno de mis bichos preferidos: tortugas. Por todos lados. Grandes, pequeñas, verdes, decenas de ellas en toda las islas. Definitivamente el reino de la tortugas. Un destino completo e inolvidable.
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